Irse a negro

Mientras unos cuantos madrileños de toda clase y condición, esos que aún no han comprendido que el nuevo circo de gladiadores esponsorizados en gayumbos de armani no cuenta con el vulgo mas que para el pagafantismo, andan pergeñando la manera de ir a Lisboa sin pedir una segunda hipoteca sobre su casa, no se si tres o cuatro canales de la TDT han seguido el camino hacia la extinción de la radio televisión pública valenciana. Como tito Berlusconi y el heredero Lara, por su condición, no resultan tan chuscos como los excurrantes de Canal 9, aquellos que gastaban litros de Listerine después de reír las gracias a sus políticos jerifaltes cuando les abonaban religiosamente la nómina, nos vamos a perder encerronas y entradas en directo de los colaboracionistas en desalojos vestidos de uniforme. Como no todo van a ser penas, sin embargo, a cambio podremos gozar de ingeniosos spots, elaborados por creativos con gafas de pasta y uniforme casual de t-shirt decolorida, que con la sofisticación y el snobismo esperado nos reiterarán hasta la nausea la gran pérdida que supone este cierre anunciado para la democracia, la libertad de expresión y  el resto de zarandajas que siempre salen a colación cuando un grupúsculo de plumillas se vienen a engrosar la lista del paro. Por supuesto, de las adjudicaciones de esas frecuencias en tiempos de la Ceja a dedazo limpio, pasándose por el arco del triunfo cualquier regulación sobre contratos con las administraciones públicas, ni palabra. Como por aquí empatizamos de igual forma con los juntaletras asimilados al funcionariado que con los de contrata de limpieza que hacen el trabajo a los emprendedores privados de las ondas, vaya, como lo haríamos con un accidentado de bicicleta en Pekín, digamos que, precisamente en favor de zaherir el maltrecho duopolio que asola la televisión que padecemos, nos congratulamos con tan funesta noticia.


De tal guisa, con los efluvios de tanta sonrisa por el mal ajeno, carente de toda prudencia, vaticino sin encomendarme a nadie que en veinte días se van a ir también a negro las hordas de cleptómanos del bipartidismo bienpensante patrio con aspiraciones a ocupar plaza en la multinacional esa con sede en Estrasburgo, que convoca oposiciones para final de mes. La sota de bastos de mi particular tarot augura el mismo exitazo para la pléyade de renovadores del sistema, tanto en su versión frikitelevisiva, como en la que conforman esos que llevan desde la adolescencia colocando sus delicadas posaderas en el asiento de atrás del coche oficial. Apuesto a que la participación no supera la vergüenza del 40% ni por el forro. Ya, se que lesimporta un carajo, ellos pillan la plaza igual, los sietemil al mes del ala y las designaciones a dedo de ayudantes, que es de lo que se trata. Sin embargo, igual es un pequeño paso más hacia el fondo del abismo, lugar en el que el resto de la población les llevamos esperando hace ya un tiempo con ganas de revancha, como ustedes comprenderán.

Este soñado porvenir sólo lo puede estropear que al orgasmo nacional de Lisboa se una un cataclismo de dimensiones incalculables y de funestas consecuencias. Así es, como barruntáis, si a la jenny que RTVE presenta en Kobenhavn le de por salirse del tradicional fracaso estrepitoso de zero points, convencido estoy de que la infantería de publicistas a sueldo del sistema, esos pelagatos que te venden cuatro camareros contratados como una intervención directa del la virgen del rocío en favor de la lucha contra el paro, no desaprovecharán la buena ola y sacarán a españoles de su tradicional sobremesa de visionado de las rondas finales de Roland Garros para acudir al colegio electoral. Cuántos de ellos sabrán siquiera alguna de las (in)competencias del Parlamento para el que escogen representantes? Probablemente los mismos que podrían decir si Miroslav Mecir era zurdo o diestro. Como veréis, por aquí importa poco lo que sepas, tanto si te pones a ver otra final de Nadal como a mandar jubiletas del PPSOE a Estrasburgo.

P.S.: Evaristo siempre explica todo de forma mucho más sencilla y acertada.



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