Espero no ser el único imbuido por la ignorancia. Entiendo que todos nosotros convivimos de continuo con lo desconocido. No, no es que vea muertos como el chico pelirrojo de la célebre película, simplemente hace tiempo que he dejado de intentar comprender cómo funciona buena parte del mundo que me rodea: eso incluye desde poner tropemil toneladas en el aire contra los designios de la fuerza de la gravedad por más efecto ala que me aleguen, a simplemente buscar una explicación a por qué demonios los españoles son la única tribu condenada a soportar la decimocuarta edición de Gran Hermano, desde luego que hay pueblos elegidos y otros, bufff, otros sometidos a burla permanente por los que moran en el Olimpo.
El caso es que una de esas cuestiones cuyo mecanismo desconozco alcanza al no poco importante mundo de la designación de Día Internacional. Y os preguntaréis, y qué puñetas importa cómo se establezcan los días internacionales??? Si os digo que el otro día de soslayo escuché en la tele pública que en breve se celebraba el Día Internacional de Rocío Jurado igual comprendéis las terribles ansias de conocimiento que han emergido en mi persona. Sí, amigos, no fue una confusión de la dicharachera conductora del magazine vespertino, una vez fijada mi atención en las antiguas 625 lineas, ahora 2.073.600 pixeles, corroboré con espanto lo que creía haber captado. Existe el Dia Internacional de Rocio Jurado. Esto acojona a cualquiera. Incluso un ser de tosca sensibilidad queda atónito con una noticia de este calibre. Quién demonios se reúne para designar los Días Internacionales??? Ahí, al ladito de celebraciones próximamente en peligro de extinción en España como el día en favor de la lucha contra las enfermedades raras o el día de la seguridad en el trabajo, se te cuela de sopetón el día de la chipionera. Ole las narices del sanedrín de los designadores. Supongo que como no conozco los 365 motivos de celebración igual los hay peores. Tampoco sé si hay que presentar unos méritos especiales para acceder a semejante distinción como por ejemplo estar criando malvas, de ser así, este año va para record guinness. Van a tener que terminar con el calendario gregoriano para dejar días libres para la Dama de Hierro o Alfredo Landa.
Desde luego, lo que más me inquieta de esta nube de desconocimiento es que en algún momento la lenta agonía del cristianismo nos alivie con la desaparición del santoral de nombres obsoletos y alguien cool se vea en la tentación de completar el vacío con esta relación de santurrones modernos. Ya estoy recogiendo firmas en Change para que se exijan las pertinentes responsabilidades y se decapite en plaza publica al cachondo que presentó la candidatura de la cantante de copla.
En fin, comprendo que esta bilis se entienda que obedece a la segura realidad que asume un envidioso sujeto morador del angulo muerto que ni vivo, ni muerto, ni por rematar copará bajo ningún concepto un puesto de tanto relumbrón, mas os podría asegurar que no entra en mis aspiraciones e igual un alto porcentaje me creéis. Sin embargo, sí estaría interesado en que se admitiera una humilde sugerencia en tan osado comité de sabios. No vendría mal que continuaran con su tradicional tendencia a fijar conmemoraciones que rindan honores a elementos genéricos y sin precisar: ese Día de la libertad de prensa que tanta risa nos da ahora viendo el ordenado cierre de Intereconomía, el Día de la cabra montés que igual celebran los bóvidos que los fabricantes españoles de ropa en Bangladesh o el Día del orgullo gay cuyo mejor pretexto para su existencia es la pasta que se deja la parte acaudalada de esa comunidad en la juerga que se montan en nuestra ciudad, vamos todo ventajas. Y ya como capricho no estaría de más que se nos reconociera un día internacional a los machos beta en los términos en los que con pluma certera nos describe Chris Moore en su desternillante "Un trabajo muy sucio".
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