Qué simpática la Ministra del
gobierno tory. Siempre fui partidario de anunciar a voz en grito que el rey va
en pelotas como el imberbe en la estupenda metáfora sobre el miedo que provoca
la libertad escrita por el afamado Andersen; así que por mí que no quede. Lo
que no sé es si nuestra explícita amiga aceptará de buen grado que adecuemos
los calificativos para ella y el resto de colegas de profesión dentro de esta
nueva escala de sinceridad brutal. Espero que de ello se encarguen los
tabloides que tienen desde luego mejor curricula y un talento creativo fuera de
mi escaso alcance.
Una vez abierta por
ilustres la espita del lenguaje directo, sencillo y al margen de los ambages de
la hipócrita corrección esperada, aprovecho la coyuntura para avisar que estoy
de vuelta de verano y para lamentarme por el deprimente aluvión de
imbecilidades, así dicho con elegancia, que la guardia pretoriana de los
símbolos patrios ha estado vomitando tras la aprobación en Cataluña de la dichosa
iniciativa legislativa popular (nadie ha puesto el merecido énfasis de que en
un país de partidos monopolizadores de las decisiones políticas, las listas
cerradas, etc. se ha colado una ILP en un parlamento: disfrutad del
acontecimiento, como el Halley no volverá hasta dentro de 76 años) que termina a
partir de fecha determinada con la excepción que salvaguardaba las corridas de
toros de la aplicación de ley de protección animal.
Como bien es sabido la
estupidez humana es como el hidrógeno, tiende a infinito y como la ex gimnasta
y el presentador de Pasapalabra logra la fusión con energéticas e impredecibles,
pero seguro nada buenas, consecuencias. Tropecientos años
haciendo de una putada a un bicho un show-business está condenado a desaparecer,
aquí y en la China Popular, mal que le pese a la caspa española. Así pasó con
el circo romano hace un tiempo y con las peleas de perros antes de ayer como
aquel que dice. Los pretextos que alegan los "conservacionistas" de la caverna
son francamente de primero de básica y lo grave es que la intelectualidad de
postín (1) se une a la algarabía, desconozco si demostrando que carecen de lo
que presumen (intelecto) o que directamente con los vicios de uno no se razona
y menos se negocia. Es que el toreo es un
negocio, coño, como la trata de blancas o la estafa sin ir más lejos si eres el
estafador. Es que es un bien cultural: y eso? Porque dispone de coreografía??? De
disfraz??? También la pena de muerte y el balompié. Porque está arraigado en el
acerbo popular??? Igualico que el machismo. Porque lo dice la ministra de
cultura???...hablamos en serio???. Es que es una tradición: también lo fue el
apartheid durante muuuucho tiempo y, al parecer, desvirgar culitos de impúberes
en los seminarios católicos, quién sabe si sólo de Irlanda, está a un milímetro
de alcanzar el carácter de tradicional.
Uno, que es vicioso y
absurdo como el que más, comprende que las personas tienen esferas de penumbra,
cuando no de total oscuridad, en las que anidan comportamientos que les aportan
placeres muy poco confesables. Que un adulto con aisladas canas en la testa
celebre con alborozo unas horillas de soledad con la play, el fifa10 y un litro
de Hagen Dazs no dice nada bueno de él. Un ser humano con sentido crítico no
puede alegar la secreción de endorfina que dicho evento le provoca ni siquiera
como atenuante a considerar. Uno se avergüenza, convive con ello y con las doce
uvas de sucesivos años promueve en su interior una revolución que haga uso de
las horas de asueto en actividades de mejor provecho… por supuesto no pasa
nada. Lo que ocurre, claro, es que si
esos comportamientos inherentes al humano, pero no por ello menos reprobables, necesitan
de putear a un mamífero superior hasta acabar con él, calvario de por medio,
pues amigo vicioso estamos jodidos: es lo que tiene el siglo XXI, este siglo en
el que se han perdido los valores según dicen los anquilosados en el Medievo, pero
que ha generado una ética que no admite el despilfarro de los entes con valor. Amigo Cantó: No se trata de si Islero tiene más o menos derechos que Manolete. En puridad no
es que tenga dudas sobre si los animales tienen derechos inherentes a su condición
de seres vivos, simplemente es que me pasa como con los seres humanos: más que
la condición preexistente que se les otorgue a los derechos que se les imputan,
éstos me ocupan en tanto en cuanto se dan las condiciones para su ejercicio, lo
demás me resultan rimbombantes brindis al sol. Tampoco se trata de si disputan
en buena lid cuál de ellos sobrevive manteniendo incólume un principio de
equidad fútil cuando uno de los contendientes no puede prestar consentimiento. Es
tan sencillo como que la existencia de ambos tiene cierto valor y éste debe ser
gestionado. La vida del animal como la del ser humano o, si se me permite el
oxímoron, la de las pirámides de Gizeh no son absolutas, pero tampoco se puede
disponer de ellas a capricho. Nadie puede comprarse un can para someterlo a las
prácticas del marqués de Sade ni un eunuco del África subsahariana para que
acompañe a su mujer//marido a los viajes de trabajo. Ningún potentado de la Rusia
post CCCP puede adquirir el Partenon para darse el gustazo de arramblarlo con
unos amigos y un juego de mazas y cortafríos. Nadie en su sano juicio alegaría
que puede juntar a diez mil personas, que se compran seis reses bravas y alquilan
la vida de tres botarates para echar el rato entre rebujitos y farias, mientras
los de luces masacran a los bóvidos. De haber nacido unos centenares de años
antes, amigo, tu pasión inconfesable sería de lo más normal o incluso podrías ampliarla y deleitarte en eventos en los que se prendía fuego a las mujeres
bajo el auspicio de la acusación de brujería, o con un poco de suerte
mantendrías relaciones prematrimoniales con las jóvenes a punto de desposarse, si es que te asistía el derecho de pernada. Pero te han tocado malos tiempos, éstos en
los que las familias desestructuradas no infunden valores en sus proles, aunque
haya hoy más médicos vacunando de malaria en África por cero euros al mes que
evangelizadores a sueldo en los tiempos en los que sí existían esos valores, éstos
en los que nadie debe responder sobre sus apetencias sexuales mientras en
los añorados poblaban cárceles y hospitales psiquiátricos, tiempos sin ética en
los que se aspira a dejar un paisaje o un monte a generaciones venideras y no
como antes, cuando había valores de verdad, en los que se atendía al disfrute
de la población aún a costa de poner el hotel en medio de una reserva natural.
Y es que aun siendo
seguidor del lenguaje directo, lo mejor será que de partida desechemos los
slogans, que afean la consideración que tienen de nuestra inteligencia por bien
que vendan en el siempre victimista y de nuevo reflotado sentimiento de
pertenencia patrio, y cojamos el toro por los cuernos, lo que viene a querer
decir que todos los que habéis nacido en esta generación disfrutad de cada
evento taurino… sentíos hombres/mujeres con suerte (2) porque afortunadamente
tienen los días contados. Lo dice la sota de bastos del tarot y el sujeto que
predijo el cierre de Diversia en un máximo de doce meses.
Agosto de 2010. Editado Feb. 2013.
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