Los nunca suficientemente agradecidos veinticinco minutos de metro entre Vinateros y Plaza de Castilla me han obsequiado en la mañana de hoy con el Prefacio del libro titulado Cinismos, escrito por Michel Onfray, filósofo francés por cuyas obras siento especial predilección, en tanto en cuanto traduce a palabras buena parte de mi famélico ideario. Son unas cuantas páginas dedicadas a su maestro, Lucien Jerphagnon. Es un homenaje sublime, sólo confeccionable desde las herramientas que maneja con soltura el profesor de Caen: una prosa precisa y el ingenio en dosis desbordante. Resulta cálido sin caer en lo cursi, tan profundamente emotivo como asépticamente explicado desde la razón y, como de costumbre, digerible a la primera: cognoscible, creíble, auténtico. Un patrón en el que no he tardado en tratar de verme reflejado y que, como un entallado traje italiano de Guardiola, me ha vuelto a sentar como a un cristo dos pistolas. Joder, no se si me han dado más envidia las habilidades literarias de Onfray, sus gafas de pasta y pelo al viento de intelectual resultón o, a lo que de verdad iba, la incapacidad para encontrar maestro alguno de los que padecí durante mi prolongada etapa académica objeto merecedor de mi admiración. Agradecimiento a cada uno de ellos a paladas, mas lo que se dice admiración... supongo que será producto de la miopía que me acompaña.

No estaría de más que los que se arrogan el papel de defensores de los maestros se acordaran de esta querencia peligrosa que emplean con frecuencia en sus alegatos. La Academia, el Liceo o el Jardín es probable que sólo existieran en la imaginación de los discípulos de juicio benevolente de Platón, Aristóteles y Epicuro. Chi lo sa.
De postre un poco de filosofía con Evaristo, mente preclara que bien podría enseñar a filosofar en los bachilleratos de las diferentes leyes de educación en lugar de tanto programa inabordable de la historia de la filosofía.
De postre un poco de filosofía con Evaristo, mente preclara que bien podría enseñar a filosofar en los bachilleratos de las diferentes leyes de educación en lugar de tanto programa inabordable de la historia de la filosofía.
Comentarios
Publicar un comentario